[et_pb_section fb_built=”1″ _builder_version=”4.5.7″ width=”107.1%” custom_margin=”0px|-130px||||” custom_padding=”4px|0px|0px|||”][et_pb_row _builder_version=”3.25″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat” width=”99.3%” min_height=”1425px” custom_margin=”-15px|132px|0px|-1px||” custom_padding=”0px|0px|2px|1px||”][et_pb_column type=”4_4″ _builder_version=”3.25″ custom_padding=”|||” custom_padding__hover=”|||”][et_pb_text admin_label=”Texto” _builder_version=”4.6.5″ text_line_height=”1.5″ width=”100%” custom_margin=”||1px|||” text_line_height_phone=”1.7em” z_index_tablet=”500″ text_text_shadow_horizontal_length_tablet=”0px” text_text_shadow_vertical_length_tablet=”0px” text_text_shadow_blur_strength_tablet=”1px” link_text_shadow_horizontal_length_tablet=”0px” link_text_shadow_vertical_length_tablet=”0px” link_text_shadow_blur_strength_tablet=”1px” ul_text_shadow_horizontal_length_tablet=”0px” ul_text_shadow_vertical_length_tablet=”0px” ul_text_shadow_blur_strength_tablet=”1px” ol_text_shadow_horizontal_length_tablet=”0px” ol_text_shadow_vertical_length_tablet=”0px” ol_text_shadow_blur_strength_tablet=”1px” quote_text_shadow_horizontal_length_tablet=”0px” quote_text_shadow_vertical_length_tablet=”0px” quote_text_shadow_blur_strength_tablet=”1px” header_text_shadow_horizontal_length_tablet=”0px” header_text_shadow_vertical_length_tablet=”0px” header_text_shadow_blur_strength_tablet=”1px” header_2_text_shadow_horizontal_length_tablet=”0px” header_2_text_shadow_vertical_length_tablet=”0px” header_2_text_shadow_blur_strength_tablet=”1px” header_3_text_shadow_horizontal_length_tablet=”0px” header_3_text_shadow_vertical_length_tablet=”0px” header_3_text_shadow_blur_strength_tablet=”1px” header_4_text_shadow_horizontal_length_tablet=”0px” header_4_text_shadow_vertical_length_tablet=”0px” header_4_text_shadow_blur_strength_tablet=”1px” header_5_text_shadow_horizontal_length_tablet=”0px” header_5_text_shadow_vertical_length_tablet=”0px” header_5_text_shadow_blur_strength_tablet=”1px” header_6_text_shadow_horizontal_length_tablet=”0px” header_6_text_shadow_vertical_length_tablet=”0px” header_6_text_shadow_blur_strength_tablet=”1px” box_shadow_horizontal_tablet=”0px” box_shadow_vertical_tablet=”0px” box_shadow_blur_tablet=”40px” box_shadow_spread_tablet=”0px” inline_fonts=”Arvo”]
El cuello uterino es parte del sistema reproductor femenino, es la parte inferior estrecha del útero también conocido como matriz y es donde se conecta el útero con la vagina. El cáncer de cuello uterino es un tumor maligno que se origina en las células del cuello del útero y que puede hacer metástasis a otros partes del cuerpo, aspecto que lo diferencia de otros padecimientos como los quistes, fibromas y tumores benignos.
El cáncer de cuello uterino es el cuarto tipo de cáncer más común entre las mujeres, se estima que a nivel mundial una población de 2.716 millones de mujeres desde los 15 años en adelante están en riesgo de desarrollar cáncer de cuello uterino, de estas 2,174 millones pertenecen a países en vías de desarrollo, además las estadísticas actuales indican que cada año se diagnostican 527.624 mujeres con cáncer cervical y 265.672 mueren por la enfermedad.
El cáncer de cuello uterino comienza en las células que recubren la parte inferior y estrecha del útero, generalmente se desarrolla en mujeres de edades comprendidas entre 45 y 60, pero también se puede detectar en las mujeres más jóvenes y a veces mayores. Este es uno de los cánceres más comúnmente diagnosticados, se desarrolla lentamente y la gran mayoría de las mujeres se recuperan completamente cuando son diagnosticadas y tratadas a tiempo.
Signos, síntomas y tratamiento
En sus etapas iniciales el cáncer de cuello uterino no presenta signos o síntomas. En etapas avanzadas el cáncer de cuello uterino puede causar sangrado o flujo vaginal anormal, periodos menstruales más largos, sangrado durante el coito, reducción del apetito, dolor de espalda, dolor en las piernas y fatiga generalizada. Estos síntomas pueden ser causados por cualquier otra afección que no sea cáncer, pero la única forma de saberlo es consultando a su médico, al momento que aparezca un signo o síntoma. Los tratamientos del Cáncer de Cuello Uterino son cirugía, quimioterapia y radioterapia, la duración de estos va a depender de la etapa en que se encuentre, el tipo de cáncer.
Prevención
La mejor forma en la que una mujer puede prevenir la aparición del cáncer cervical es haciéndose las pruebas de detección de forma regular de los 21 a los 65 años. La prueba de Papanicolaou detecta cambios en las células del cuello uterino que puedan convertirse en cáncer y la prueba de Virus del Papiloma Humano busca el virus que provoca los cambios en las células del cuello uterino.
Por otro lado también es importante mencionar las vacunas contra el VPH, que han demostrado ser altamente eficaces en la prevención de la infección por los tipos de VPH y según estudios realizados estas vacunas proveen casi 100 % de protección contra infecciones persistentes del cuello uterino por los tipos 16 y 18 de VPH, además contra los cambios celulares del cuello uterino que pueden causar estas infecciones persistentes.
[/et_pb_text][et_pb_text admin_label=”DATO AUTOR” _builder_version=”4.6.5″ text_line_height=”1.5″ width=”100%” min_height=”140px” custom_margin=”42px|||||” custom_padding=”2px||1px|||” text_line_height_phone=”1.7em” z_index_tablet=”500″ text_text_shadow_horizontal_length_tablet=”0px” text_text_shadow_vertical_length_tablet=”0px” text_text_shadow_blur_strength_tablet=”1px” link_text_shadow_horizontal_length_tablet=”0px” link_text_shadow_vertical_length_tablet=”0px” link_text_shadow_blur_strength_tablet=”1px” ul_text_shadow_horizontal_length_tablet=”0px” ul_text_shadow_vertical_length_tablet=”0px” ul_text_shadow_blur_strength_tablet=”1px” ol_text_shadow_horizontal_length_tablet=”0px” ol_text_shadow_vertical_length_tablet=”0px” ol_text_shadow_blur_strength_tablet=”1px” quote_text_shadow_horizontal_length_tablet=”0px” quote_text_shadow_vertical_length_tablet=”0px” quote_text_shadow_blur_strength_tablet=”1px” header_text_shadow_horizontal_length_tablet=”0px” header_text_shadow_vertical_length_tablet=”0px” header_text_shadow_blur_strength_tablet=”1px” header_2_text_shadow_horizontal_length_tablet=”0px” header_2_text_shadow_vertical_length_tablet=”0px” header_2_text_shadow_blur_strength_tablet=”1px” header_3_text_shadow_horizontal_length_tablet=”0px” header_3_text_shadow_vertical_length_tablet=”0px” header_3_text_shadow_blur_strength_tablet=”1px” header_4_text_shadow_horizontal_length_tablet=”0px” header_4_text_shadow_vertical_length_tablet=”0px” header_4_text_shadow_blur_strength_tablet=”1px” header_5_text_shadow_horizontal_length_tablet=”0px” header_5_text_shadow_vertical_length_tablet=”0px” header_5_text_shadow_blur_strength_tablet=”1px” header_6_text_shadow_horizontal_length_tablet=”0px” header_6_text_shadow_vertical_length_tablet=”0px” header_6_text_shadow_blur_strength_tablet=”1px” box_shadow_horizontal_tablet=”0px” box_shadow_vertical_tablet=”0px” box_shadow_blur_tablet=”40px” box_shadow_spread_tablet=”0px” inline_fonts=”Arvo”]
Por: Dra. Virginia Jiménez de la Rosa
Ginecóloga – Oncóloga
| Servicio de Oncológía, INCART
[/et_pb_text][/et_pb_column][/et_pb_row][/et_pb_section]