Cada etapa de la vida de la mujer requiere de cuidados particulares con respecto a la salud sexual, reproductiva y atenciones dirigidas a la prevención de enfermedades específicas, como el cáncer. Durante la consulta ginecológica deben ser atendidas las necesidades individuales de cada mujer, preparándola para el período que le corresponde y facilitando las informaciones sobre las señales de alarma de algunas enfermedades comunes, cuestión de que acudan a la atención médica de manera oportuna y con ello faciliten la detección temprana de las mismas.
No existe una indicación formal para iniciar los cuidados médicos ginecológicos, pero en general se recomienda se haga cuando la joven presenta su primera menstruación. Es importante que las madres se empoderen de la importancia de generar un vínculo de confianza con sus hijas adolescentes y las acompañen a una primera visita de “introducción al cuidado de la salud sexual y reproductiva”.
Durante la adolescencia, las dudas o problemas ginecológicos más frecuentes se relacionan con la menstruación y ciclos hormonales. Esta etapa es la ideal para empezar a orientar a la joven sobre la sexualidad saludable, la prevención de infecciones de transmisión sexual, de embarazos tempranos o no programados, cuestión de que ya dispongan de estas informaciones para cuando decidan iniciar vida sexual activa. Es la etapa ideal para recomendar la aplicación de la vacuna contra el virus del papiloma humano, como una medida de prevención del cáncer cervicouterino, además de enseñarles el paso a paso del autoexamen de la mama.
Mientras la mujer se encuentra en edad reproductiva, el mayor énfasis es en la prevención de infecciones de transmisión sexual, el autocuidado integral a través de estilos de vida saludables, la planificación familiar y la atención del embarazo. Tienen protagonismo también dos cuidados muy relevantes que inician en esta etapa, que son: La prevención del cáncer cervicouterino, a través de la realización regular de la prueba del Papanicolaou y la detección temprana del cáncer de mama, tanto a través del autoexamen de los senos, para aprender a detectar señales de alarma de enfermedad en los mismos; pero más importante aún, la realización de los estudios de imágenes (mamografía, sonografía de mamas, entre otros), que en la población general de mujeres debe iniciar a partir de los 40 años y con una periodicidad anual.
Ya en la última escala de edades, la atención ginecológica de la mujer menopáusica debe brindar un buen manejo de los síntomas climatéricos, la prevención de complicaciones propias de esta etapa de vida, prevención de los factores de riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles, entre ellas también el cáncer, cuyas probabilidades aumentan con la edad.
Dra. Natalia Frías
Ginecóloga – Oncóloga – Obstetra
Coordinadora del Componente Preventivo – Servicios CACU-MAMA del Instituto Nacional del Cáncer Rosa Emilia Sánchez Pérez de Tavares (INCART)