Sin importar en que parte del cuerpo se desarrolle el cáncer, uno de los órganos más afectados tanto por el padecimiento como por el tratamiento es el riñón.
Los riñones forman parte del aparato urinario junto con los uréteres, la vejiga y la uretra. Son del tamaño del puño de un niño con forma de habichuela y se localiza en parte posterior del abdomen, por encima de la cintura.
Los riñones sanos producen hormonas que el cuerpo necesita para algunas funciones importantes, se ocupan de limpiar la sangre y eliminan el líquido en exceso en forma de orina, es decir que actúan como un filtro, para retirar de la sangre el exceso de agua y los productos de desecho.
Insuficiencia o falla renal, es una pérdida temporal (aguda) o permanente (crónica) del funcionamiento de los riñones. En el paciente con cáncer se puede producir por múltiples factores como son: 1) enfermedades propia del paciente como es la hipertensión y diabetes mellitus 2) causas que obstruyan la salida de la orina como litiasis, tumor o crecimiento de la próstata, masa o fibrosis que compriman la vía urinaria, 3) tóxicos renales como medicamentos y quimioterapias 3) enfermedades inmunológica como lupus eritematoso sistémico y las vasculitis, 4) enfermedades hereditarias que afecten el riñón como poliquistosis renal y síndrome de Alport 5) disminución del aporte sanguíneo a los riñones, por sangrado, deshidratación o infecciones graves.
La causa más común de insuficiencia renal repentina ocurre dentro del riñón, conocida como necrosis tubular aguda, que es la muerte de las células tubulares dentro del riñón que actúan como el filtro de la sangre. Estas células mueren cuando son privadas de oxígeno, con frecuencia debido a complicaciones quirúrgicas o a los efectos secundarios de ciertos medicamentos. Los agentes de quimioterapia están diseñados para matar las células cancerosas, pero algunos también afectan a las células normales renales en el organismo. El resultado del daño renal es provocado si suficientes células mueren o se dañan con la administración de la quimioterapia. El daño renal puede ser reversible o permanente.
Los daños renales se tratan cuidadosamente para controlar las complicaciones potencialmente mortales.
Es posible que no tenga ningún síntoma de daño renal. Sin embargo, informe inmediatamente a su médico si muestra cualquiera de los siguientes síntomas:
• Náuseas o vómitos
• Debilidad muscular
• Dolor o urgencia al orinar
• Sangre en la orina
• Orina oscura
• Disminución de la cantidad de orina o la frecuencia
• Retención de líquido manifestado por hinchazón de ojos, abdomen y miembros inferiores
Teniendo en cuenta que todo lo que ingerimos y bebemos debe eliminarse por la orina, es necesario adoptar una serie de medidas dietéticas y evitar ciertos medicamentos para minimizar el trabajo de los riñones. Algunas recomendaciones para la protección renal son:
1. Evitar medicamentos nefrotóxicos: Antibióticos: Aminoglucósidos (Gentamicina-Amikacina), Cefalosporinas, Anfotericina B, Sulfas, Tetraciclinas, Vancomicina. Antinflamatorios no esteroideos (AINES): Aspirina, Ibuprofeno, Ketoralaco, Diclofenaco, Naproxeno.
2. Dieta baja en sal: No consumir sopitas, ni condimentar las comidas con adobos artificiales.
3. Mantener una ingesta proteica: (Entre 0,6 y 0,8 Gr/KG De Peso corporal al día).
4. Mantener controlada la presión arterial.
5. Mejorar el control glucémico, si es diabético.
6. Mantener control del peso corporal.
7. No fumar.
8. Aumentar el ejercicio físico.
9. Control de las infecciones urinarias.
10. Mantener control de los lípidos: El objetivo es mantener un Colesterol (LDL < 100 MG/DL).
11. Ajustar cualquier tratamiento medicamentoso a la función renal del paciente (eso es tarea del médico)
Escrito por: Dr. Ignacio Bengoa – Nefrologo