El cáncer de cuello uterino es uno de los tumores ginecológicos más frecuentes en República Dominicana, ocupando el segundo lugar entre los cánceres de la mujer, compitiendo junto al cáncer de mama por el nefasto 1er. lugar.
Más del 90 por ciento de los casos de cáncer de cuello uterino están relacionados con la infección genital por el virus del papiloma humano (VPH), siendo la enfermedad de transmisión sexual más frecuente. En la actualidad existen 200 genotipos o subtipos de VPH, de los cuales sólo 30 afectan el tracto genital femenino, y de estos, 15 han sido identificados con alto poder oncogénico, es decir, con posibilidad de desarrollar lesiones que anteceden a un cáncer.
Generalmente el inicio del cáncer de cuello uterino no presenta signos o síntomas, no obstante, a medida que progresa, puede causar flujo vaginal o sangrado, alteraciones del período menstrual, dolor de espalda, edema en las piernas, dolor durante las relaciones sexuales, etc., aunque todos estos síntomas podrían deberse a cualquier otra afección que no sea cáncer.
Una vez diagnosticado el cáncer de cuello uterino, se realizan estudios para determinar si las células cancerosas se encuentran sólo en el área o si se han diseminado en otras partes del cuerpo.
Las opciones de tratamiento dependerán de la etapa del cáncer y de condiciones propias de cada paciente. Es sumamente importante mencionar que el tratamiento del cáncer de cuello uterino debe realizarse a través de unidades funcionales, donde participan oncólogos clínicos, ginecólogos oncólogos, oncólogos radioterapéutas, psico-oncólogos, médicos radiólogos y enfermeras, entre otros especialistas. Para estadios iniciales el tratamiento generalmente comprende cirugía y/o braquiterapia, y para estadios más avanzados, se indica quimioterapia más radioterapia; ésta última comprende irradiación externa e interna.
La radioterapia externa es un tratamiento ambulatorio que no verás, oirás, sentirás y no te dolerá, consta de 23 a 33 sesiones, las cuales se aplicarán de lunes a viernes y el número de las mismas dependerá de condiciones propias de la enfermedad de cada paciente y de la discusión del equipo médico correspondiente; una vez culminada la radioterapia externa o cerca del fin de la misma, se debe iniciar un tratamiento denominado braquiterapia, procedimiento que amerita 4-5 sesiones, 2 veces por semana, para lograr administrar una dosis adicional directamente al sitio donde se originó el tumor, que sumada a la de la radioterapia externa, logra una dosis total adecuada para eliminar y evitar la reaparición del cáncer en un futuro.
En la republica dominicana uno de los centros que cuenta con la tecnología de punta para tratar este tipo de cáncer es el Instituto Nacional del Cáncer “Rosa Emilia Sánchez Pérez de Tavares” (INCART), donde se ofrecen diferentes técnicas, tales como radioterapia conformada tridimensional (RTC3D), radioterapia de intensidad modulada (IMRT), radioterapia guiada por imágenes (IGRT), RapidArc, etc., que nos permiten minimizar la aparición de efectos secundarios propios del tratamiento, que podrían eventualmente presentarse, tales como: malestar al orinar, enrojecimiento de la piel en la zona de tratamiento, cólicos y/o diarrea.
Adicionalmente el equipo de braquiterapia 3D de última generación, nos permite mayor precisión y mejor protección de los órganos sanos más cercanos al sitio del tratamiento, como lo son la vejiga y el recto.
Escrito por:
Dra. Nelly Muñoz
Médico Radioncóloga
Centro de Radioncología del Instituto Nacional del Cáncer Rosa Emilia Sánchez Pérez de Tavares (INCART).
Telf.: 809-289–2700 – Ext.: 1110