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El Virus del Papiloma Humano.

El VPH o Virus del Papiloma Humano es la infección de transmisión sexual más frecuente. Se calcula que 8 de cada 10 mujeres y 9 de cada 10 hombres, sexualmente activos, en algún momento contraerán esta infección en su vida.

A pesar de esta muy alta frecuencia, la gran mayoría de las infecciones por VPH son transitorias y ocurrirán sin que la persona portadora haya presentado ninguna manifestación ni se entere de que la ha tenido. Esto ocurre porque nuestro sistema inmune (nuestras defensas) se encarga de controlar y eliminar el virus.

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Se estima que un 20% de toda la población infectada tendrá una infección persistente y por ello presentar alguna manifestación clínica o cáncer, dependiendo el tipo de virus por el que está afectada. Existen casi 200 tipos de cepas del VPH, identificados por números, que según su potencial de inducir a lesiones precancerosas o cáncer, se dividen en dos grandes grupos:

VPH de alto riesgo (oncogénicos), cuya infección sostenida puede provocar la aparición de lesiones precancerosas y es la causa de más del 90% del cáncer cervicouterino, además de otros tipos de cáncer como vagina, vulva, pene, ano, boca, esófago, entre otros.

VPH de bajo riesgo (no oncogénicos), que son los causantes de verrugas genitales o condilomas.
La mayoría de las personas infectadas por VPH no presentará síntomas y ni siquiera sabrá que han tenido la infección. Sin embargo, el principal síntoma de una infección por VPH de bajo riesgo es la aparición de verrugas genitales o condilomas, que por su apariencia en nuestro país se les ha llamado “cresta de gallo”.

Los condilomas suelen aparecer en la parte del cuerpo por donde se introdujo el virus, ya sea a nivel de la vulva, vagina, pene, boca, ano y cualquier mucosa que se ponga en contacto con secreciones con carga viral.

Si se trata de una infección persistente por un VPH de alto riesgo esta será descubierta a través de pruebas especiales para detectar el virus, por cambios en células detectables por la prueba del Papanicolaou o por la aparición de diferentes tipos de cáncer, siendo el principal el del cuello del útero o matríz.

Como ya hemos dicho, cualquier persona sexualmente activa o que alguna vez haya tenido cualquier tipo de contacto sexual con otra persona puede estar infectada con el VPH. Tanto hombres como mujeres pueden contraer el virus aunque no se observe ningún signo de la infección, o hayan pasado varios años desde su última relación sexual.

El uso de preservativos protege solo parcialmente contra la infección del VPH, al igual que limitar el número de parejas sexuales.

Está disponible el recurso de dos tipos de vacunas, que protegen contra algunos de los tipos de VPH de alto y bajo riesgo más frecuentes, sobre todo cuando se aplican antes del inicio de las relaciones sexuales.

El impacto de la infección por VPH se puede controlar a través de mantener nuestro sistema inmune competente, que se consigue con un estilo de vida saludable; es decir: No fumar, evitar el consumo de alcohol, alimentación balanceada, entre otros.

Las posibilidades de cáncer provocado por la infección persistente por VPH pueden ser prevenidas solo con la realización regular de la prueba del Papanicolaou y participando en las evaluaciones médicas preventivas, por lo menos una vez al año.

Escrito por: Dra. Natalia Frias
Ginecologa – Oncologa – Obstetra.
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