Tumor de Wilms o Nefroblastoma.

La patología oncológica renal más frecuente en niños.

 No hay formas definidas de prevención, pero si se puede trabajar la detección temprana, lo cual influirá de forma directa en las posibilidades de curación.

El Tumor de Wilms o Nefroblastoma, como también se le llama al cáncer de riñón en niños,  es el tumor renal más frecuente, ocupa el 6 por ciento de todos los cánceres pediátricos, puede extenderse a ganglios linfáticos abdominales, así como también afectar el pulmón y el hígado. La edad más frecuentemente afectada es de 1 a 5 años, pero puede observarse en menores de un año y en mayores de 5 años, es muy poco frecuente en adolescentes. En Estados Unidos se reportan 500 casos por año, mientras que en la República Dominicana se registran unos 12 casos al año en nuestra práctica, tomando en cuenta que en nuestro país no contamos con un registro nacional de cáncer, entendemos que son más los casos diagnosticados.

El nefroblastoma regularmente es notado por una masa abdominal que es palpada por padres o cuidadores durante el contacto con él niño, es reportado como endurecimiento de un lado de la barriga, pueden presentarse otros signos y síntomas menos frecuentes e inespecíficos como sangrado en la orina (que por sí solo nos alerta sobre una lesión de las vías urinarias), fiebre, aumento de la presión arterial, o puede simplemente notarse aumento del perímetro abdominal que provoque la evaluación pediátrica y a su vez se indique una sonografía que evidencia la lesión.

El diagnóstico del tumor de wilms o nefroblastoma se realiza por imágenes, inicialmente se puede realizar por sonografía que evidenciará la masa, pero una tomografía axial computarizada nos dará mejor caracterización de la enfermedad, incluyendo su extensión a otras partes del cuerpo. Dentro de las opciones de tratamiento se utilizan la cirugía que incluirá la remoción del riñón, así como la quimioterapia y radioterapia de acuerdo a la severidad de la lesión.

En el cáncer pediátrico no hay formas definidas de prevención, pero si se puede trabajar la detección temprana, lo cual influirá de forma directa en las posibilidades de curación del niño. Existen pacientes que tienen riesgo de sufrir nefroblastoma como los niños con algún síndrome genético o malformación congénita, estos deben ser vigilados mediante la realización de sonografía una vez al año a fin de detectar tumores renales de estadio bajo. En resumen, todo niño debe tener un seguimiento pediátrico adecuado y si se detecta cualquier masa abdominal ser evaluado de centros de tercer nivel, por personal especializado capacitado para fines de detección y tratamiento del cáncer.

Para lograr una detección temprana de las recidivas hacemos seguimiento cercano de la salud del paciente luego de finalizar el tratamiento, con un examen clínico cada mes y estudios de imagen mensual tanto de abdomen como de pulmones.  En caso de recaída se puede utilizar para estos, un tratamiento de segunda línea basado en quimioterapia y cirugía. Radioterapia se usará si no se utilizó en el primer esquema de tratamiento o si la recaída contempla órganos que no fueron irradiados en la enfermedad inicial.

En general el pronóstico es decir las posibilidades de curación del tumor de wilms o nefroblastoma es bueno, más de un 90 por ciento pueden ser curados siempre y cuando sean atendidos por equipos multidisciplinarios que incluyan cirujanos, oncólogos, radioncólogos y patólogos con experiencia en el manejo del cáncer pediátrico.

Dra. Margarita Montero
Pediatra Oncóloga
Centro de Oncología Pediátrica del INCART
Ext.: 3031

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